El comienzo de una guerra

Era un nuevo dia. Me levante temprano y desayune en la cafeteria. N habia ni un alma a la vista, apenas unos estudiantes en actitud algo sospechosa. No era mi problema, no era ninguna autoridad del colegio ni nada por el estilo. Termine de tomar mi cafe, pague y me largue de ahi. Camine por los pasillos. Nanatsu tuvo que ir a un tal lugar a hacer no se que cosa. Fuese lo que fuese sabia que se podia cuidar sola, lo cual me tranquilizaba bastante, pero no del todo. Sali de los pasillos y me dirigi hacia la fuente.
El sol posaba en el cielo en su lento movimiento cotidiano. Los vientos jugaban con las nubes en el firmamento y un tibio y relajante silencio gobernaba el lugar. Solo tuve que suspirar y estirarme los brazos hacia atras en la banca y telajarme y esperar que el dia pasara. Me recoste en la banca y me acomode para dormir de costado mirando al respaldo. Mis ojos se cerraban lentamente mientras el sol pasaba las ojas del arbol que se encontraba arriba mio y me pegaban en la cara. Senti una prescensia acercarse a mi cuando estaba a un metro y se quedo parada en frente mio.
-No se puede dormir en las bancas... -dijo con cierta molestia. Al jusgar por la voz era una mujer, joven. Se callo un segundo y luego sigio- Ni tampoco se pueden llevar armas de ninguna clase, en especial las de fuego... -termino mientras esperaba su respuesta. Suponia que no podia fingir que estaba durmiendo. Si asi fuese me hubiera despertado antes de estar hablando con alguien dormido. Bufe un poco y me incorpore hasta sentarme en la banca mientras me estiraba los brazos. Me sente y me refrege los ojos con mis puños. Parpadee un segundo y la mire detenidamente. Era de estatura medio con una cabellera larga y rubia y unos ojos medio rojos, bastante oscuros, que hacian contraste con su cabello. Me miraba con una mueca de enfado y curiosidad.

Me seguia mirando como esperando que respondiera o algo. Me rasce la nuca mientras me levantaba.
-Lo siento pero es que... -no pude terminar de decirlo cuando ella de repente habia soltado el libro y con su mano derecha me habia agarrado de mi chaqueta, cerca de mi hombro derecho. Una decima de segundo despues me habia tirado hacia el suelo, en direccion contraria.
Cai al piso pero pude amortiguar un poco la caida para no goleparme la cabeza. Un segundo despues tuve que rodar por el piso ya que ella habia sacado un arma de fuego y me empezo a disparar sin ninguna compasion. Por arte de magia apenas logre salvarme de la lluvia de plomo. Me levante como pude y corri hacia otra banca. La salte y me escondi detras de un arbol.
-Uf... -dije mientras suspiraba de alivio. Mi corazon latia rapidamente. Agarre mi arma, ya que habia dejado la otra en mi habitacion y para mi suerte tenia el silecniador. No queria despertar a toda la esucela. Sali del arbol corriendo apuntando pero solo me encontre con alumnas de primer año que caminaban por ahi. Se sorprendieron tanto y asustaron que dejaron caer sus cosas. Mire para todos lados fijandome donde podria estar aquella mujer aun apuntandoles. No se iba a ir sin tener su merecido por querer matarme.